En Perú y Bolivia se ubica la mayor extensión de glaciares tropicales del mundo;
70 % del total de glaciares de América Latina se ubica en Perú y 20% en
Bolivia. Estos países también alojan algunas de las mayores concentraciones de
pobreza y desigualdad social y económica de América Latina –la región más
desigual del mundo. El derretimiento de los glaciares no sólo amenaza con
disminuir la disponibilidad de agua, sino con profundizar dichas desigualdades.
Desde comienzos de 1970, se calcula que el área superficial de los glaciares de
Perú se ha reducido entre 20% y 30% y el casquete de hielo de Quelccaya en la
cordillera Blanca está perdiendo prácticamente una tercera parte de su área. Un peligro inminente es que el hielo derretido provocará la
formación de lagos de glaciares más grandes, produciendo mayor riesgo de
inundaciones, avalanchas, deslizamiento de lodo y ruptura de represas. Los
signos de advertencia ya son evidentes: por ejemplo, el área superficial de la
laguna Safuna Alta, en la Cordillera Blanca en Perú, ha aumentado cinco veces
desde 1975. Muchas cuencas alimentadas por glaciares han sufrido un incremento
de la escorrentía en los últimos en los últimos años. Sin embargo, los modelos
predicen un descenso rápido de los caudales después de 2050, especialmente en
la estación seca. Esto es una preocupación particular para el Perú. Las
poblaciones que viven en zonas costeras áridas. Incluida Lima, la capital,
dependen de manera crítica del abastecimiento de agua proveniente del deshielo
de los glaciares en los Andes.
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